Lo cierto es que en Cuba, bajo el régimen de Castro, es impensable hacer una serie de tv que afirme que el gobierno le oculta información al pueblo, ya que todos los medios están bajo su control. Extraterrestres, no sé, pero abducidos hay once millones de personas en la isla, con el cerebro lavado desde el colegio y la memoria histórica llena de lagunas y falsos recuerdos, implantados por la enorme maquinaria propagandística oficial, a través de la tv, la radio, la prensa, el cine, las editoriales, las discográficas, la gráfica, la educación, etc, y la ausencia deliberada de internet o de cualquier otra forma de información independiente o alternativa.
Generación tras generación, durante más de medio siglo, los cubanos crecen manipulados y alienados, adorando una serie de mitos y falsos héroes y símbolos, que les siguen emocionando, conmoviendo y confundiendo, incluso en el caso de las personas que logran despertar y liberarse. Al igual que sucede con las víctimas que logran escapar de sectas religiosas, la liberación no concluye con la fuga. Las secuelas pueden durar muchos años y no son pocos los cubanos exiliados que nunca sanan del todo y, sin darse cuenta, siguen siendo manipulados a distancia.
Desmentir las mentiras y leyendas, y desmitificar los mitos y falsos héroes, será una de las grandes tareas de los artistas e intelectuales cubanos durante las próximas décadas, para sanear la memoria colectiva y reedificar nuestra idiosincrasia.
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